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Viajes de papel. En las montañas de la Sijoté-Alín de Vladímir Arséniev

Felipe Gomez

Ya sabemos que los relatos de Vladímir son sinónimo de aventura pero también son un soplo de energía. Durante la lectura de sus libros ya sea Dersú Uzalá, por el Territorio del Ussur o este, nos sumergimos en una demostración en papel de una pasión y una energía contagiosas pero difícilmente alcanzables. Arséniev es explorador, cartógrafo, botánico, antropólogo… es el protagonista perfecto de una novela de aventuras en el lejano oriente ruso. ¿Todo esto se estudiada en Escuela de Cadetes de Infantería de San Petersburgo? puede ser, pero seguro que el tesón de este personaje fue lo que le convirtió en uno de los grandes exploradores del siglo XX. Tenerlo como jefe de expedición debía provocar tanta admiración como cansancio, siempre curioso, siempre dispuesto a conocer más, a conversar, a tomar datos cartográficos, a escribir sus diarios cuando todos dormían, a preguntar, a recoger muestras...

Si hay una cosa que nos llama la atención como viajeros a pie es el detalle de que Arséniev una vez montado el campamento donde pasar la noche, a veces después de jornadas exhaustas, casi siempre buscaba una colina, un sitio en alto para admirar la noche o el paisaje, para contemplar un lugar del que se enamoró. Toda su vida estuvo vinculada a este territorio desde que lo conoció en 1900 con 28 años. Murió allí en el año 1930 después de haber recorrido y explorado grandes extensiones entre el río Ussuri, el Amur, las montañas del Sojoté-Alín y las costas del mar de Japón al norte de Vladivostok.

Portada del libro de Península

Sus libros a veces abruman en el momento de la descripción geográfica, se echan de menos ediciones con buenos mapas, pero el día a día es tan apasionante que la lectura se hace vertiginosa. Sus viajes son a través de las estaciones; en invierno se puede ir por los ríos helados en esquís o trineos tirados por perros, después de los deshielos, en primavera y verano, se pueden navegar. La costa se puede recorrer a pie o en cabotaje. Hay que sortear la Naturaleza, el frío, las tormentas, las crecidas, el hambre, el oso y el tigre.

No hay descanso. En el camino conocemos, como si de un viaje en el tiempo se tratará, a las poblaciones de estos lugares remotos de Siberia. Como se adaptan al medio manchués, gods, udegués, chinos, rusos y koreanos… cada uno con sus creencias. Con sus presagios y sus miedos que Arséniev recoge con respeto, porque él conoce el poder de la montaña, del mar y del viento, sabe que hay fuerzas que hay que venerar y que cada pueblo lo hace de una manera.

Si nos quedamos en este momento de exploración puro la obra es una maravilla, por desgracia, como el mismo Arséniev recoge en su libro, es también el momento del cambio y conocemos de primera mano que sucede cuando dos pueblos chocan y uno está buscando explotar un territorio. Por desgracia esto es una historia ya conocida y trágica. Quedémonos con que Vladímir ya en vida luchó por la conservación de unos espacios naturales que habían permanecido prácticamente inalterados desde el inicio de los tiempos.

Viajes de papel. Viajes con una burra de Robert Louis Stevenson

Felipe Gomez

Esta pequeña novela ha llegado a nosotros preparando una travesía ya que en honor de este relato de Stevenson se creó hace años, en el Parque Nacional de las Cévennes, un GR que conmemora el viaje que el autor británico realizó en 1878.

Viajes con una burra por los montes de Cévennes es una auténtica delicia en la que aparentemente no ocurre nada, solamente un viaje que para la época debería de parecer una excentricidad. Que un escritor nacido en Edimburgo viajará unos días a pie por una cadena de montañas poco conocida en el centro-sur de Francia, no parecía un plan muy de fines del XIX y si además lo hacía acompañado de una burra pues mucho menos.

Portada de la edición catalana de
TUSHITA EDICIONS

Aquí radica el interés del relato, más allá de las descripciones del paisaje, de los ricos encuentros en posadas y caminos o del relato de la historia pasada del territorio, que demuestran la maestría de Stevenson, la novela está recorrida por una dulce sensación del disfrute de caminar por caminar. Del placer del sendero en si y sobre todo de las noches al raso, donde nos caiga la oscuridad. Así algunos de los pasajes más hermosos los encontramos en un capítulo llamado una noche entre los pinos, donde descubrimos que hay un momento en la noche, una agitada hora, que quienes viven en las casas no conocen, en la que el influjo de alerta viaja por el hemisferio durmiente y todo el mundo allí fuera está de pie. Es la hora mágica de la noche.

El placer de esta lectura consiste en acompañar a Stevenson en este pequeño periplo, reírnos de sus avatares con Modestine, la burra a la que se le caen las alforjas porque no sabe como compensar el peso, a la que tiene que domar para lograr que remonte las veredas. Disfrutar de sus noches al raso, de las conversaciones con las gentes del lugar en las que demuestra una gran pericia, no preocuparnos si se pierde o si le engañan o no le quieren dar ayuda. Nos dejamos llevar y poco a poco lo que queremos es estar allí, caminando con él, o como mínimo y aunque sea siglo y medio después caminar esos paisajes. Es lo mágico de los buenos libros de viajes. Chapó

Viajes de papel. Revista Salvaje

Felipe Gomez

En su web se definen como “una revista trimestral en papel que te quiere sacar al campo, revindicar la riqueza de nuestra naturaleza y de nuestros pueblos, queremos que sueltes el móvil y te des cuenta de que muchos de nuestros problemas como la ansiedad, el estrés o la soledad de la crianza vienen de haber perdido nuestras raíces…

Nos van a contar esas historias increíbles que ocurren lejos de la ciudad para que apreciemos la riqueza de nuestro paisaje. Historias que rara vez se cuentan en otros medios. Llevábamos tiempo detrás de ella, mucho hemos tardado ya que no ha sido hasta este número 11 que nos hemos sentado para disfrutar de su lectura, así, sin prisa. Vaya que lo hemos hecho, una edición muy cuidada en redacción, maravillosa fotografía, calidad del papel, dibujos delicados, el diseño mimado, vamos, un gusto para la lectura.

Así en este número 11, de portada tan llamativa, hemos conocido la realidad del Lobo, del debate que levanta desde siempre y tan de actualidad desde que ha dejado de ser especie cinegética más al sur del Duero. Conocimos a HolaPueblo y a la gente que camina aparentemente hacia atrás en la vuelta al campo pero que muy posiblemente dan los primeros pasos hacia una nueva vida en un entorno más amable. En Huelva trepamos en un reportaje fotográfico a los copas de los pinos para recolectar sus perlas conociendo el antiguo oficio para conseguir el preciado piñón. Hay más, si, nos presentan también a un misterioso personaje, la sabia del pueblo, una curandera a la vieja usanza que desde Carratraca, en la sierra de Málaga, curaba cuerpo y mente a las personas que muchos días hacía cola en su casa. Dolores se llamaba.

Una redacción antropológica, con entrevistas y muchos puntos de vista, para que disfrutemos pensando en lo que leemos. Además, por si todo esto fuera poco, hay una selección de relatos fantástica, breves y que te vuelan la cabeza, para sacarte de la zona de confort, para conocer mejor la realidad de nuestro paisaje y para buscar en su historia las realidades de hoy. Nos saca al campo de una forma inteligente.

Bravo, bravo, si todos los números son así ya estamos tardando para la subscripción. Un lujo que se apueste por esto, en papel, para leer con tiempo, para disfrutar cada página. Gozada de revista que además te da una recetas de licores y no te enseña a destilar por que es ilegal que si no..

Viajes de papel. La estética del Polo Norte de Michel Onfray

Felipe Gomez

El filósofo francés Michel Onfray nos lleva hasta la tierra de los Inuit en un viaje pendiente con su padre. Un libro al que tal vez pueda ser difícil entrar pero que realmente es una pequeña joya. A nivel personal Michel presenta la relación con su padre, un trabajador del campo en Normandia, una persona dura, muy trabajadora y silenciosa que ha pasado la mayor parte de su vida al aire libre como agricultor. Michel cumple el deseo de su padre cuando este responde a la pregunta de a donde te gustaría viajar diciendo que al Polo Norte.

Entonces Onfray despliega todo su arte para describir de forma poética el duro entorno del Gran Norte. Partiendo de la geología, la realidad mineral que marca y define el paisaje de la tierra de los esquimales, va completando todas las piezas que componen el hábitat de este pueblo. El frío y el viento que marcan el clima, la luz y sus largos periodos de ausencia o presencia, así como el vasto espacio donde solo las culturas adaptadas desde tiempos lejanos pueden sobrevivir. Un pueblo que no mide el tiempo y que no tiene textos históricos porque duerme cuando es de noche o hace mal tiempo, sale a pescar o cazar cuando hay luz y hace bueno y mantiene viva su historia de forma oral, transmitiendo el saber de generación en generación.

Portada del libro editado por Gallo Negro

Una sociedad que fue quebrada por la conquista, desprovista de su lengua, evangelizada y sedentarizada de forma forzosa en unas anodinas aldeas prefabricadas. Una realidad con un duro porvenir en una tierra que habitaron desde siempre y que está siendo corrompida por las políticas extractivistas de Canadá y EEUU. Una historia que tristemente ya conocemos en otros muchos territorios. Así la nueva e impuesta sociedad, que vive de las subvenciones, está más pendiente de la TV y de la moda occidental que de volver a su pasado, porque este fue roto y aniquilado por lo que algunos llaman civilización.

El anclaje al mundo pasado que habitaba la vasta naturaleza del Polo Norte son las personas mayores, las que guardan memoria del inuit cuando este era libre, luchaba y convivía con un paisaje con una habilidad extraordinaria y protegido también por su panteón politeísta.

Para nosotros la novela se resume muy bien en el encuentro crucial entre el padre de Onfray y el guía de su viaje al Polo Norte, Pauloosie, también un anciano y respetado hombre en la comunidad Inuit. Sin poder hablar, comunicándose por ese silencio de la gente de campo, surge un entendimiento perfecto. Que harmoniza con el frío paisaje. Porque, tal vez, no todo tiene que ser dicho y así en la despedida de estos dos hombres “un simple apretón de manos, sin efusividad, sin petulancia, les sirvió seguramente, para intercambiar sus energías, para compartir su emoción”.

Viajes de papel. Por quién doblan las campanas de Hemingway

Felipe Gomez

La lectura de Hemingway siempre la tuvimos atascada, no sabemos muy bien el motivo. Tal vez por el personaje en si, tan exagerado. El caso es que, a parte de sus Adiós a las armas y El viejo y el mar que siempre estuvieron presentes, esta obra sobre la Guerra Civil nos llegaba constantemente desde muchos frentes. El hecho de estar ambientada en Guadarrama hace que muchos de los lugares de nuestros paseos estén impregnados de la memoria de Por quién doblan las campanas.

La trama está ubicada en los bosques de Valsaín, entre el Puerto de Navacerrada, controlado por la República y la Granja, línea de frente de los sublevados. Una tierra de nadie donde el protagonista, Robert Jordan, de origen americano y combatiente del ejército republicano, se adentra para cumplir una misión junto a una banda de guerrilleros. Como especialista de explosivos tiene el objetivo de destruir un puente para evitar la contraofensiva durante el ataque a Segovia.

La novela refleja tres días en los que el inglés, como le llaman todos, organiza la operación y conoce la forma de vida de los guerrilleros atrincherados en una cueva. Conoce a Pablo, el líder alcohólico y acobardado de la banda, a su mujer Pilar, el personaje más potente del relato, y al resto de miembros donde no podía faltar el gitano, un tópico. Otro tópico y tal vez lo que más desentona de la novela es la relación que tiene con María, una joven refugiada con la banda después de una experiencia traumática con los fascistas.

Hemos tenido que pasar por alto estos detalles, que casi nos tumban al inicio de la lectura, de los personajes de María y Rafael así como la perfección hollywoodiana del protagonista. Se ha llegado a decir que Robert Jordan es el único de los personajes de Hemingway que sabía más que él. Ha sido fácil hacerlo por la capacidad descriptiva del escritor, no en vano Premio Nobel en 1954. La novela tiene momentos grandiosos; la explicación de olor de la muerte, el relato del ajusticiamiento de los poderosos de un pueblo levantado en armas, la fiesta del torero tuberculoso, la nevada y la llegada de los jinetes navarros. Son más de 600 páginas de aventura enmarcada en los pinares del Guadarrama, donde se reflejan muchas de las miserias de la España de la época y de la crueldad de la guerra.

Cuentan que el periodista norteamericano se inspiró en el Batallón Alpino durante el abril de 1937 cuando se encaminó, como reportero de guerra, al Real Sitio de San Ildefonso, en la vertiente segoviana de la Sierra, para cubrir el ataque republicano. La Novela, publicada en 1940 y adaptada al cine con Gary Cooper e Ingrid Bergman, vendió medio millón de ejemplares en pocos meses y en gran medida sirvió para dar a conocer el conflicto español y la presencia de las Brigadas Internacionales en la contienda.

Los amantes del Guadarrama además tenemos el aliciente de jugar a ubicar mentalmente en que parte del paisaje pensamos que está transcurriendo la acción. Un novelón en toda regla, fantástico.

  • Ernest Hemingway. Por quién doblan las campanas. Debolsillo. Penguin Random House

Viajes de papel. En Tierra de Dionisio de María Belmonte

Felipe Gomez

Volver a Grecia siempre es una delicia y si se va bien acompañado mucho mejor. Hay cientos de libros de viajes sobre este país, pero claro, no todos llegan, ni están bien escritos. María Belmonte, licenciada en Historia y doctora en Antropología nos presenta en este relato su geopoética personal del lugar. Ya nos dice mucho con este término, vamos a acompañarla por el norte de Grecia disfrutando de sus ensoñaciones, de sus recuerdos y de sus notas históricas, escritas de una forma muy agradable. No es un libro de Historia, es un libro de viajes clásico, con recuerdos, ruinas, encuentros y soledades, citas que te llevan a otras lecturas y paisajes que te invitan a ser visitados. No es una guía y sin embargo podría ser la mejor guía de viajes para ir al norte del país Heleno.

Portada del libro editado por Acantilado

Portada del libro editado por Acantilado

Vamos a seguir sus pasos por Macedonia, así como también los pasos de Alejandro, Olimpia, Filipo y el resto de los reyes macedonios hasta la llegada de Roma. Vamos a rastrear los lugares de Aristóteles y de Eurípides así como los bosques de las bacantes sirviendo a Dionisio pero también los escenarios de Angelópoulos, las fronteras y diversidades de Tesalónica y los misterios, rezos y banalidades del Monte Athos.

Es un recorrido maravilloso que, iluminado por el encuentro con una flor de azafrán y acompañado por Harpócrates, el dios del silencio, nos hará enamorarnos otra vez del paisaje mediterráneo. Esta vez no solo del paisaje de casas blancas y mar azul sino también del oscuro del norte lluvioso, donde los caminos de Grecia se juntan con los Balcanes y la Turquía otomana. Al terminar la lectura querremos, como ella, sentarnos en un banco y sentir armonía, tranquilidad y disfrute de estar allí.

Viajes de papel. La invención del viaje de Juliana Gónzalez-Rivera

Felipe Gomez

En las primeras páginas del libro conocemos las palabras de Pascal que aseguraba que “nuestra naturaleza reside en el movimiento, la calma completa es la muerte”. Por eso somo todos viajeros. Juliana nos presenta un ensayo donde recoge su versión, como dice la segunda parte del título, de la historia de los relatos que cuentan el mundo. El libro, nos dice, lo platea como una metáfora de su propio viaje; doctora en periodismo y especialista en literatura de viaje por la Complutense, ha escrito para medios de Europa y América Latina y ha vivido en Madrid, Bogotá, Medellín, Barcelona y Estocolmo. Sabe y ha vivido lo que escribe en esta reelaboración de su tesis doctoral.

El viaje forma parte de la humanidad, siempre nos hemos desplazado, desde los itinerarios prehistóricos en competencia por el alimento hasta los éxodos bíblicos y la llegada a la luna. El libro empieza exponiendo el universo del viaje, un término que puede ser sinónimo de muchas cosas y tener infinitos significados. Un recorrido por muchos pensadores, escritores, viajeras o artistas que han ido configurando la literatura de viajes como una forma de ver y entender el mundo. Esto empezó a suceder mucho antes de que de a finales del siglo XVII, durante el Grand Tour, la burguesía europea saliera a redescubrir Italia y Grecia. Para ponernos en marcha ver y contar lo vivido, según Juliana, hemos seguido cuatro grandes motivos; buscar una recompensa, instruirnos, por placer o para escapar.

En una segunda parte del ensayo se aborda la propia historia de los relatos de viaje. Los tiempos míticos de Gilgamesh y Homero, el mundo clásico de Heródoto, Tucídides, Jenofonte o Julio César, la Edad Media y sus mercaderes, peregrinos y Guerras Santas, Marco Polo, la llegada a América, los piratas y las expediciones científicas. En definitiva la historia del viaje es la nuestra. Los viajeros y viajeras que recorrieron el mundo, nos lo contaron y nos lo enseñaron con sus propios filtros y con los de su propia época evidentemente. La lectura de sus textos nos traslada hasta allí.

Portada del libro editado por Alianza editorial

Portada del libro editado por Alianza editorial

Un largo camino el de la literatura de viajes que en este blog estamos encantados de seguir y rastrear. Parece, según termina el libro, que se trata de un género exhausto, ya quedan pocos rincones por explorar, Google nos anticipa y nos deja poco espacio al descubrimiento en el propio lugar, estamos en la era del viajero inmóvil. Un viajero que antes de viajar ha visto en fotografías, en televisión y en internet lo que va a visitar y la realidad tiene que parecerse a esas imágenes para no desilusionarse. No viaja para descubrir sino para reconocer, y su viaje empieza cuando vuelve, cuando está otra vez inmóvil.

Juliana termina asegurando que si hay crisis en el mundo del viaje globalizado, masificado y con con cierta pérdida de autenticidad hay que reinventar literatura de viajes, porque toda época histórica necesita sus viajeros. Por eso realmente no hay más crisis que en otras literaturas, solo hay que encontrar entre lo mucho editado, aquellas miradas personales que nos cuenten y nos revelen lo que está sucediendo ahí afuera.

Viajes de papel. La vorágine de José Eustasio Rivera

Felipe Gomez

En 1924 José Eustasio Rivera publicó esta novela por primera vez, un texto que modificó en las siguientes ediciones hasta la quinta de 1928 que fue la última que el pudo revisar y modificar. Las siguientes ediciones convirtieron a La vorágine en una novela clásica de la literatura colombiana y latinoamericana.

El protagonista, Arturo Cova, nos transporta hacia un largo viaje a través de los Llanos y de la Selva colombiana. Un recorrido donde tendremos la oportunidad de conocer estos lugares con descripciones minuciosas y coloridas tanto de la botánica y de la fauna como de los paisajes y de las relaciones que las personas establecen con ellos. Es un camino fascinante a través de un lenguaje maravilloso que muestra la maestría del escritor para describir y para reproducir conversaciones y donde se refleja la riqueza del castellano en la Colombia de principios del siglo XX. La lectura es posible para los profanos gracias a las notas a pie de página y al vocabulario presente en esta edición de Cátedra en su colección de Letras Hispánicas.

Portada de la Edición de Cátedra en la colección de Letras Hispánicas.

Portada de la Edición de Cátedra en la colección de Letras Hispánicas.

Antes de que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la Violencia”. Así empieza la primera parte del libro, es toda declaración del argumento, de la realidad colombiana y del trasfondo de la novela. Arturo Cova huye con su amada de Bogotá salvando una relación no consentida por la familia pero iniciando un camino de pasiones que los llevará hasta la salvaje Amazonía.

Recorreremos los Llanos situados a los pies de la Cordillera oriental, entre lo ríos Guaviare, Arauca y Orinoco. Un paisaje parcialmente inundable y de gran tradición ganadera. Los llaneros, su vacas y caballos, sus asuntos, traiciones y amoríos son los protagonistas de la primera parte de la novela. La complejidad de la historia crece a la vez que la de los personajes, en un camino que poco a poco se va revelando con menos posibilidad de retorno. Así la novela llega, en su segunda parte, a la selva. Cambia el caballo por la canoa y navegando las venas del Amazonas, Rivera y su personaje Cova, muestran el lado mas oscuro del relato; el mundo de las caucherías. Afloran las crueles condiciones de las explotaciones de caucho, la maldad, el trato hacia los pueblos originarios y la avaricia siempre con la impenetrable y poderosa Naturaleza como escenario. El relato nos conduce, al igual que Conrad y su Corazón de las Tinieblas, a lo más profundo de la Selva y de la Humanidad.

La vorágine necesita de una lectura pausada y atenta pero la recompensa es grande, por el paisaje y el paisanaje, por la propia historia pasional que actúa como eje y por la forma que tenemos de descubrir unos territorios tan potentes como los Llanos y la Amazonia.

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  • José Eustasio Rivera. La vorágine. Ediciones Cátedra. 2020

Viajes de papel. Los viejos creyentes de Vasili Peskov

Felipe Gomez

El periodista y escritor ruso Vasili Peskov nos presenta un relato sorprendente que nos lleva hasta el mismo corazón de la Taiga siberiana. Aunque no de forma directa se trata de un libro de aventuras, una Aventura con mayúsculas casi siempre empieza con una visita, una carta o un viejo relato donde se cuenta un hecho insólito, un tesoro escondido, una cumbre inescalable o un pueblo perdido. En esta ocasión llega a oídos de Peskov que por casualidad un grupo de geólogos que trabaja más allá de los Urales ha tenido un encuentro con un grupo de personas que aparentemente viven en medio de la nada, en medio de la Taiga.

Ese grupo de personas resulta ser la familia Lykovy que forman parte de una antigua secta conocida desde tiempos de Pedro el Grande (siglo XVII) como los Viejos Creyentes. Profundamente religiosos, trabajadores y tradicionales llevaban alejados de cualquier contacto con otras personas más de 50 años cuando su comunidad se deshizo con las movilizaciones para la Segunda Guerra Mundial. Vasili establece una relación cercana a través de varias visitas y de forma epistolar. Vamos descubriendo su manera de vivir y su lenguaje anclados en el tiempo, su sorprendente adaptación a la dureza del entorno y poco a poco vamos creando un vínculo especial con la última de las supervivientes de esta familia, Agafia. Una mujer maravillosa, hija de la Taiga, apegada a su territorio, muy marcada igualmente por la tradición pero con la que, a través de sus pensamientos, podremos entender muchas de las contradicciones de nuestra sociedad moderna y actual. Una verdadera oda a la vida en lo salvaje. Fantástica

Portada del libro, editado en 2020  por Impedimenta

Portada del libro, editado en 2020 por Impedimenta

Viajes de papel. Caminar (o el arte de vivir una vida salvaje y poética) de Tomas Espedal

Felipe Gomez

El escritor noruego Tomas Espedal busca en esta novela, mitad ensayo, mitad libro de viajes, explicarnos el significado de caminar para él, la importancia que tiene en su vida y en su forma de entender el mundo. Rastrea el arte de caminar en varios escritores, filósofos y artistas que encontraban su estado predilecto en movimiento, paseando y divagando. Aparentemente perdidos pero en realidad siempre buscando.

Es el relato de un vividor, de un bebedor, de un fumador, de un caminante empedernido y de una persona apasionada por el camino abierto, aquel que empieza pero que no sabemos cuando acabará y porque derroteros nos llevará. Tomas encuentra la felicidad en el hecho de caminar, de observar y sentirse libre. Sabe y es consciente de su situación de privilegio (su camino abierto esta acompañado de su pasaporte noruego y de la tarjeta visa) y aunque aparentemente parezca que da lecciones de vida él lo que quiere es contarnos lo que le hace feliz, el momento, la luz, el instante veloz en el que sin saber el motivo aparente se encuentra bien. Eso lo encuentra en el camino, ligero de equipaje y sin cargas personales. El precio a pagar es elevado, lo conoce, lo vive y lo bebe. Pero ¿hasta cuando se puede vivir de forma salvaje, como un poeta maldito, sin saber donde se dormirá la siguiente noche, sin saber cuando regresar?

Portada del libro en Siruela

Portada del libro en Siruela

El relato es cautivador para los amantes del viaje a pie, al ritmo más natural del hombre. Descubriendo paso a paso y viviendo en un camino abierto a lo que pueda llegar, para aprender y disfrutar en una dolce eterna passeggiata. Quien pudiera, quien se atreviera.